Sunday, June 20, 2010
Varsovia, el resurgir de las cenizas
Dice la leyenda que una sirena llego la desembocadura del río Vístula y nadó rio arriba hasta ser apresada por un mercader. Cuando fue expuesta a los ciudadanos, un pescador de nombre Wars se enamoró de ella y no descansó hasta conseguir liberarla. Sawa, en agradecimiento por su liberación prometió defender con su espada a sus nuevos amigos siempre que la necesitaran. De la unión de ambos nombres surgió el nombre de la ciudad Warsawa, Varsovia.
Lo que no se yo es donde estaba la sirenita durante los años de la Segunda Guerra Mundial, porque la ciudad fue aniquilada por los nazis con la aquiescencia de las tropas comunistas.Primero fue la aviación alemana, la que castigó a la ciudad. Después ocurrió el aniquilamiento del gueto judío, donde no quedó piedra sobre piedra. Pero la puntilla, estaba por llegar. En 1944 el gobierno polaco en el exilio (Londres) sabía que Stalin no permitiría reinstaurar el gobierno polaco si las tropas rojas liberaban Polonia. Se basaban en esta afirmación en el hecho que las tropas de Stalin, al comienzo de la guerra, ya habían invadido parte del territorio, previo pacto con Hitler, apresando 300.000 polacos. De estos, 15.000 fueron ejecutados en los años posteriores (más de 4.000 en Katyn).
Por ello, se organizó una milicia de 50.000 voluntarios, entre hombres y mujeres, con el fin de liberar Polonia, alzándose en Varsovia el 1 de Agosto de 1944. Mientras tanto el ejército ruso llegó hasta el Río Vístula, parando su avance a pesar de que ya estaban a las mismas puertas de la ciudad. Los polacos enviaron emisarios para negociar la formación de un ejército ruso-polaco que liberase Varsovia, pero los rusos se negaron. Tras 63 días de lucha, los polacos fueron derrotados. Hitler enfurecido exclamó en el Reichstag “Varsovia ya solo es un nombre en el mapa” y ordenó que la ciudad fuera demolida casa por casa antes de su retirada debido al avance del Ejército Rojo, el cual fue testigo de como la ciudad era devastada sin que moviera un solo dedo para evitarlo.
Esta es la triste historia sufrida por la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y la razón por la que el 85% de sus edificios hayan tenido que ser reconstruidos tal como eran, construyendo una exacta e impresionante replica de la ciudad. Por ello, te da una cierta extraña sensación cuando visitas el casco antiguo, por muy antiguos que parezcan los edificios sabes que no tienen más de 60 años. Se combinan un poco la decepción de saber que no son originales con la admiración por la ciudad, por el ímprobo trabajo realizado en la reconstrucción (acabada a finales de los 80) y por la que fue premiada con la distinción de Patrimonio de la Humanidad.
Toda Varsovia está dominada por el gigantesco edificio del Palacio de la Cultura y de las Ciencias, conocido popularmente como el PKIN (Palac Kultury i Nauki). Este edificio fue un regalo envenenado del mismísimo Stalin al pueblo polaco, digo envenenado porque fue un estandarte del comunismo imperialista clavado en el corazón de Polonia. El Palacio fue visto por mucho tiempo, incluso hoy en día lo siguen pensando muchos, como un poderoso símbolo de la dominación soviética en su país. Fue construido por el arquitecto soviético Lev Rudnev entre 1952 y 1955 siendo sus 3.500 trabajadores, los 40 millones de ladrillos y demás materiales traídos de Rusia. Originalmente se llamo Palacio de la Cultura y la Ciencia Joseph Stalin, pero a la muerte del dictador en 1953, la referencia a su nombre fue rápidamente eliminada.
La construcción es imponente, elevándose a más de 230 metros de altura, con 42 pisos y un mirador en el 30 donde se divisa toda la ciudad. Como me dijeron mis amigos polacos “es el mejor lugar para divisar Varsovia ya que no ves el puto regalo de Stalin”.
Como curiosidad, en 1956 un francés decidió cambiar su lugar de suicidio cambiando la idea original de tirarse desde la Torre Eiffel por el mirador de la planta 30 del Palacio de Varsovia. No creo que tuviera 100% sangre francesa porque sabiendo cómo son de chovinistas es inexplicable el cambio de lugar. Hasta siete polacos no quisieron ser menos que el francés y también “volaron” desde mirador. Para evitar una romería de todos los suicidas europeos, decidieron poner una reja que evitará tan peligrosa tentación.
El edificio tiene entre otras instalaciones, oficinas, cines, un Centro de Convenciones con un aforo de 3.000 personas, dos museos, librerías y tres teatros cuyos escenarios han sido testigo de actuaciones de los Rolling Stones, Leonard Cohen o Louis Armstrong entre otros.
Muchísimos ciudadanos han manifestado su deseo de que el edificio sea derribado por lo que significa en sí, pero en 2007 ha sido incluido en el Patrimonio Nacional polaco por lo que dudo que ya sea posible su derribo.
¿Y donde reponer fuerzas después de un día de visitas a los muchos sitios que hay que ver en Varsovia? Indudablemente me refiero a restaurantes de cocina nacional, no entiendo que una persona viaje a Polonia para meterse en una trattoria o en un sushi bar.
Lo primero que hay que saber es que la gastronomía polaca es contraria a la cultura light. Como dice un proverbio polaco “Come, bebe y aflójate el cinturón”. Las calorías rebosan en todos sus platos, pero os aseguro que después de haber recorrido la ciudad a 20 grados bajo cero, se agradece. Entre sus platos más representativos sus “Pierogis” una especie de raviolis, las Sopas (Zupy o Zupa en singular) de pepinos fermentados, de callos, de col agria con patatas, etc., “Smalec” que es manteca de cerdo con manzana, mejorana y cebolla, que te ponen de aperitivo y que devuelve el calor al cuerpo, “Śledzie” que son arenques salados con cebolla, “Bigo” plato guisado de col blanca fermentada con setas, verduras, salchicha y carne ahumada o el Steak Tartar. También la caza, el pato asado con manzana (“Kaczka z jabłkami”) y en pescados la trucha y el salmón. Si el restaurante no tiene carta en inglés, dependéis de la psicología de la persona que tome la comanda y que pueda acertar con tus gustos porque el polaco es tan difícil que aun sabiendo lo que quieres tomar eres incapaz de pronunciarlo y sino intentar pedir un “Sztuka mięsa w sosie chrzanowym” que es carne de vaca cocida y acompañada de una salsa de rábano picante. En los postres, mucha pastelería: “Pączki” buñuelos con mermelada de frutas o rosas, la Tarta de Manzana (“Szarlotka”) o los “ Faworki” finos pastelillos fritos y con forma de tiras retorcidas.
Conclusión, si te gusta la cocina con poderío, con potencia y por la mañanas no te subes a una bascula o te miras en el espejo para escrudiñar si existe un michelin en tu cintura, la cocina polaca te va a encantar y encima con un precio imbatible. ¿Quién da más?
Mis recomendaciones:
Restaurante Tradycia
Un chalecito construido antes de la WWII cerca del espectacular parque Lazienkowski, el mayor de la capital con casi 80 hectáreas. Ambiente relajado, para cenar muy romántico, servicio correcto, amplia carta, buenos precios y clientela nativa. El steak Tartar (sobre 9€) y el pato con salsa de manzana y arandanos (sobre 13€), muy buenos. Es curioso que el Steak Tartar siempre es ofrecido como primer plato. Igual que el vodka se bebe al principio o durante la comida. Así que cuando yo pedí un café espresso y un chupito de vodka, me miraban con tanta extrañeza. (ul. Belwederska 18a . Tlf: 840-0901)
Restaurante Belvedere
Lujoso restaurante en el parque Lazienkowski, muy bien decorado, con buen servicio, carta de vinos amplia y una cocina donde puedes disfrutar de la cocina tanto tradicional como internacional. Los domingos tienen un Brunch muy completo que por tener, tiene hasta servicio de Baby-sitter. Sobre 35€, media (ul. Agrykola 1. Tlf: 841-2250)
Restaurante U Kucharzy
Su nombre significa “Los Chefs”, está situado en las viejas cocinas del Hotel Europejski, un hotel del siglo XIX, cercano al casco antiguo. Curioso sitio donde no hay camareros, es decir, las veintitantas personas que trabajan alli son todos cocineros que atienden tanto los fogones como las mesas y tanto trinchan que te preparan el tartar delante de ti. Hay siete estancias una de las cuales tiene las vistas a la cocina, el pequeño inconveniente es que esa estancia es zona de fumadores.
Tiene un pianista que ameniza la velada, casi como si fuera la banda sonora de la película que estás viviendo, en un ambiente de los años 20.
La clientela es mayoritariamente foránea, porque es uno de los restaurantes que siempre te recomiendan en las recepciones de los hoteles. Bordan la caza y el steak tartar (9€), que tiene fama de ser el mejor de la ciudad. El servicio es absolutamente informal, creo que de una forma premeditada, correcta/buena carta de vinos. El precio medio por persona con vino, 30€. (ossolinskich 7 – Tlf: 022/826-79-36)
Nowa La Boheme
Un restaurante de los que se llaman “para ver y ser visto”. Ambiente muy cuidado tanto en decoración y en música (pianista en directo) y cuidada sus cartas, tanto en bodega como en cocina. A lo mejor el servicio no está a la misma altura. Precio medio 35€.
(Plac Teatralny 1. Tlf: 692-0681)
Fukier
Es el restaurante oficial para cualquier famoso que llega a Varsovia de visita. Ya sean reyes, políticos o estrellas del arte. La lista en su Libro de Visitas es interminable Chirac, Catherine Deneuve, Polanski, Sharon Stone, Lionel Richie, Willem Dafoe, Sarah Ferguson, George Bush y entre los ilustres españoles Aznar, la Reina Doña Sofía y Felipe Gonzalez (no me sorprende que no esté el que tu y yo pensamos, no da la talla). Y como éste restaurante más parece una fiesta de Louis Vuitton, pues eso que lo pongo aunque personalmente huyo de sitios así. Es el restaurante más caro de la ciudad, sobre los 60€ de media, que para Polonia es una pasada. (Rynek Starego Miasta 27 Tlf: 022 831- 10- 13)
Los precios que pongo son de media y acompañando el evento con un vino normalito. De ahí al infinito, dependiendo del grosor de la cartera.
Y para los que quieran ir a un local con buena música y mucha marcha a partir de las 2am, Cinnamon Lounge & Bar. La cocina es italo-asiatica, nada reseñable pero las clientas son producto pata negra/ 5 estrellas. Los gorilas de la puerta son para darles un pase lento con la mano bien baja, pero una vez dentro y viendo el percal sabes que todo ha merecido la pena. (Pl. Pilsudskiego 1 Tlf: 022 323 7600)
Y para las personas curiosas, un video de este lugar ;)
Labels:
Restaurantes,
Viajes
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
¡qué interesante!
ReplyDeleteSi sigues mezclando la historia con la gastronomía, me voy a aficionar mucho a este blog.
Diego perdona la tardanza en contestarte. Se intentara ya que son dos mundos fascinantes!
ReplyDelete